martes, 1 de diciembre de 2009

19 - Contagiados por su música




Después de los baños de ayer, hoy nos hemos despertado como nuevos. Hemos hecho las mochilas y después de recoger un poco el piso hemos salido hechando leches hacia la estación. Con tanta prisa, al final hemos llegado 40 minutos antes y después de comprobar la vía y hora de nuestro tren hemos pasado el ratito comprando chucherias con los últimos florintos que nos quedaban. A las 11 y de 10 hemos salido de Budapest en un tren que no estaba nada mal y tres horas después,llegábamos a Viena.
Cuando hemos salido de la estación parecía que se iba a poner a llover. y para colmo, no encontrábamos el hostal. Al final, aunque hayamos tardado media hora en hacer un recorrido de tres minutos, hemos podido dejar las mochilas y descansar tomando un té en la sala de estar de “Westend City Hostel”.
Además no ha llovido y hacia las cinco hemos salido a la calle a ver que nos deparada el día. La primera parada ha sido el parque de Freud, al que hemos llegado en tranvía. Tras encontrar su misteriosa frase en una piedra y observar a unos estudiantes que suponemos, eran de psicología dando clase al aire libre, nos hemos adentrado por la avenida Ring. A la derecha hemos encontrado la sede de la Universidad de Viena y para cuando hemos llegado a Rathaus Platz (plaza del ayuntamiento), ya había anochecido. El Ratahus es un edificio de estilo neogótico que por su altura, desde su construcción a finales del siglo XIX ha marcado el perfil de la ciudad. A través de los jardines del parque hemos llegado a otro importante edificio de esta ciudad, la sede del Parlamento. Después de sacar varias fotos al imponente edificio, hemos retomado la avenida Ring para dirigirnos hacia Maria Theresien Platz, más conocida como La Plaza de los Museos. En él albergan entre otros el Museo de Bellas Artes o el Museo de Historia Natural, los Edificios Idénticos.
Ya había anochecido cuando nos hemos adentrado por el casco viejo. Aqui hemos encontrado gigantes edificios desde donde colgaban banderas, carruajes tirados por caballos, casitas medievales que albergaban pequeños negocios de dulces y soubenirs... En Viena todas las tienditas son elegante  y están sumamente cuidados. Ponen mimo en adornar los escaparates y la verdad, dan muchas ganas de gastarse el dinerillo. Pero a pesar de ello no hemos comprado nada.
Hemos seguido paseando hasta que de frente, nos hemos encontrado con la que llaman “Òpera del Estado”. Llegar aqui ha sido la excusa perfecta para hacer un descanso ya que a través de una pantalla gigante se podía disfrutar de diferentes obras musicales. Y esque, hablar de Viena es hablar de música. Aquí vivieron y compusieron gran parte de su obra Mozart, Haydn y Beethoven entre otros. Y así, contagiados por la música tan especial que desprende la capital austríaca, hemos partido hacia el hostal.
No obstante, de camino nos hemos vuelto a parar. Esta vez para comer dos exquisitos trozos de pizza.Por hoy aquí nos despedimos. Pero ya sabeis, mañana más, y mejor. Aquí, en el show de Yoel y Lucia, no falteis a la cita! Hasta entonces sed buenos (o, que no os vean)!

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