jueves, 3 de diciembre de 2009

20- La casa de Freud



Después de desayunar y hacer el checkout, hemos salido a disfrutar de una soleada mañana. Eran las once cuando de camino a la parte vieja nos hemos encontrado con un mercadillo donde vendían un montón de cosas de segunda mano. Según íbamos avanzando veíamos más y más puestos. Cómo no, también había algún que otro puestito de chocolates y entre tanto, jóvenes grupos de música. Al final del largo recorrido por el mercadillo, estábamos justo al otro lado de donde pensábamos partir. Pero nos ha dado igual, para algo estamos de vacaciones, asique hemos decidido empezar el paseillo desde donde pensábamos acabarlo.

Hemos vuelto a ver el Parlamento austríaco mientras dábamos un tranquilo paseíto, y hemos llegado a la conclusión, de que todos los edificios que rodean la avenida Ring son unas auténticas obras de arte. También hemos andado por la parte vieja, visitado la plaza de Bethoven y hemos conocido el parque de Mozart. Según hemos sabido, durante siglos, los cafés han sido parte esencial de la vida vienesa. Para los vieneses un café es algo más que un lugar al que se va a beber, es un centro de reunión, un sitio donde tomar un aperitivo o un almuerzo ligero y un refugio para darse un respiro de la vida de la ciudad. Asique no nos podíamos quedar sin los típicos cafés. Hemos elegido el café Landtmann para nuestra visita, lugar a donde Sigmund Freud solía acudir y el cual hoy en día lo frecuentan aficionados al teatro y actores, así como periodistas y políticos. Una vez más nos hemos tenido que resistir a la tentación de probar los pastelillos de este elegante café, perono nos ha importado mucho porque justo antes habíamos comido unos slice de pizza con que estaban de muerte.
Desde ahí nos hemos dirigido a la casa de Freud el cual, hoy en día es un museo. Entre otras cosas hemos podido observar antigüedades reunidas por Freud de sus viajes, su sombrero y su bastón, así como parte de su gran colección de libros, escritos originales, etc. Por supuesto, también había una tiendita en la entrada del piso. Hemos pasado la tarde sumergidos en el ello, el yo, la sublimación y el complejo de Edipo o de Electra y pensando en la idea de Freud de buscar el origen de las neurosis adultas en la sexualidad infantil.


Al salir del museo, dando un paseito nos hemos despedido de esta gran ciudad, susurrando a orillas del Danubio que volveremos algún día no muy lejano. Después hemos cogido el tren que nos llevará a nuestro ya, último destino...

Como siempre, un fuerte abrazo desde "El show de Yoel y Lucia". Mañana, en el mismo canal y a la misma hora tendréis noticias nuestras. Hasta entonces seguid siendo buenos (o, que no os vean!).







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